Dentro de la psicología médica se encuentra la Psicología del Dolor, subespecialidad aún más nueva que aborda el dolor crónico no oncológico (DCNO) o dolor físico persistente no asociado al cáncer. Tratarse con un psicólogo(a) especializado en dolor es lo recomendable.
Cuando se siente o se vive con dolor no es raro que sumemos las sensaciones como el mal humor, la ansiedad y la falta de ganas de hacer las cosas que antes disfrutábamos provocando como consecuencia reducir nuestro entorno social ya que preferimos quedarnos en casa.
Cualquier dolor tiene un componente psicológico asociado. La ansiedad es uno de los factores emocionales más habituales en dolor crónico. Las personas con altos niveles de ansiedad centran su atención en las sensaciones corporales que definen su dolor, haciendo que su grado de dolor se mantenga o incluso aumente. La tristeza, desesperanza, pesimismo, contribuyen a que la persona lo perciba con mayor intensidad.